Denominamos defensas a esas células que están especializadas en la protección de nuestro organismo, facilitando el correcto funcionamiento de nuestro sistema en general.
Para poner un ejemplo concreto, comentaré la función defensiva de la piel, el órgano más grande de nuestro cuerpo y nuestra barrera entre el medio externo y nuestro medio interno.
La piel posee las células de Langerhans (que aparecen también en otros tejidos estratificados del organismo como el Páncreas o islotes pancreáticos) cuya misión es actuar como una señal de alerta, activando la respuesta inmunitaria ante la presencia de antígenos y alertando a los linfocitos T. Por el contrario, su alteración genera la Histiocitosis de Langerhans, patología que aparece relacionada con la Leucemia y los Linfomas, y que tiene especial incidencia en la infancia.