Denominamos defensas a esas células que están especializadas en la protección de nuestro organismo, facilitando el correcto funcionamiento de nuestro sistema en general.
Para poner un ejemplo concreto, comentaré la función defensiva de la piel, el órgano más grande de nuestro cuerpo y nuestra barrera entre el medio externo y nuestro medio interno.
La piel posee las células de Langerhans (que aparecen también en otros tejidos estratificados del organismo como el Páncreas o islotes pancreáticos) cuya misión es actuar como una señal de alerta, activando la respuesta inmunitaria ante la presencia de antígenos y alertando a los linfocitos T. Por el contrario, su alteración genera la Histiocitosis de Langerhans, patología que aparece relacionada con la Leucemia y los Linfomas, y que tiene especial incidencia en la infancia.
Además de las posibles disfunciones de nuestro sistema inmunitario, sabemos que los patógenos han desarrollado estrategias capaces de burlar nuestro sistema inmunitario. Y, por supuesto, debemos añadir que es conocido y aceptado a nivel científico que nuestro sistema de vida, que conlleva principalmente el sedentarismo, malos hábitos alimenticios y estrés, genera un desgaste general que afecta también a nuestro sistema inmunitario debilitándolo.
Estudios realizados en la fitoterapia y, concretamente, en la utilización de los aceites esenciales, han demostrado una gran efectividad tanto en el campo de la desinfección ambiental, como en el campo del equilibrio del sistema nervioso. Es, por lo tanto, adecuado pensar que su utilización nos facilitará estar en un estado óptimo que beneficiará también a nuestro sistema inmunitario.
La difusión ambiental de aceites esenciales también resulta adecuada en las situaciones que suponen un mayor estrés para nuestro organismo, como es el caso de las bajas temperaturas que facilitan la entrada y proliferación de patógenos.
Sinergia de aceites esenciales para equilibrio de nuestro sistema inmunitario y para combatir cuadros infecciosos de temporada de invierno.
Aceite esencial de Saro – 2ml
Aceite esencial de Limón – 1ml
Aceite esencial de Niauli– 2ml
Aceite esencial de Eucalipto Radiata – 1ml
Aceite esencial de Árbol del Té – 2ml
Ésta sinergia cítrica balsámica, facilitará la limpieza ambiental utilizándola en el aromadifusor, o aplicando unas gotas en un pañuelo y respirando pausadamente varias veces al día.
No se recomienda para menores de 3 años, y en el caso de asmáticos y pacientes con EPOC es preferible que se difunda en el ambiente siguiendo los programas del aromadifusor, evitando saturar el ambiente y la inhalación directa.
Destacamos en esta sinergia el 1,8-Cineol, el Terpinen-4-ol y el Limoneno. De entre sus funciones principales, destacan su acción antiséptica general y, en concreto, en el 1,8-Cineol su función antivírica y balsámica.